Me tomé el atrevimiento de traducir el
siguiente artículo (con autorización de la autora), basado en evidencias
científicas, pues toda madre debería tener esta información antes de darle
chupeta a su bebé. Yo personalmente intenté varias veces darle chupeta a
Felipe, pero nunca le gustó, ponía cara como si se fuera a vomitar. Después de
leer este artículo, dejé de insistir. Cada una saque sus propias conclusiones y
haga lo que crea más correcto para su hijo. Es bueno tener más cuidado a la
hora de dar el chupete, vigilando de cerca su uso o restringiéndolo a ciertos
momentos, o en mi opinión, NO DARLO!
Lo que toda madre (y padre) deberían saber antes de ofrecer una chupeta
a su bebé. Por Andreia Stankiewicz
La
oferta de la chupeta se difundió ampliamente en la sociedad contemporánea.
Trajo consigo conveniencia y comodidad, “simplificando” la tarea de los adultos
de calmar el bebé. Muchos no saben con exactitud si deben o no ofrecerla.
Desinformación, falta de tiempo, búsqueda por facilidades inmediatas,
desconexión de los propios instintos de la especie y tantos otros motivos
popularizaron su uso e hicieron que las maneras naturales y gentiles de lidiar
con el llanto y las demandas del bebé fueran dejadas de lado. Así, la necesidad
básica de succión del pecho no es plenamente suplida, mucho menos las
necesidades psico-afectivas del bebé, como un ser humano complejo en formación.
El motivo del llanto que está siendo silenciado queda sin respuesta. La chupeta
termina siendo una solución rápida e instantánea, que se arrastra por la
infancia y, disfrazada de otras formas, llega hasta la vida adulta. Por lo
tanto no se engañe! La chupeta no es tan inocente como parece. Efectos
colaterales surgidos por su uso existen, y aumentan en cantidad y cualidad a lo
largo del desarrollo infantil. Acompañe, bajo una perspectiva basada en
evidencias, las consecuencias potenciales relacionadas a su uso.
1.
Interfiere
negativamente sobre la amamantación: Estudios
muestran que los niños que son destetados precozmente usan chupeta con mayor
frecuencia que aquellos que son amamantados por un período mayor1, 2.
La confusión de la tetina (figuras 1 y 2) descrita en la literatura, sucede
porque la musculatura se trabaja de forma totalmente diferente durante la
succión del pecho y de la chupeta3 (tabla 1, apéndice). La succión
de una tetina artificial, lleva a la pérdida de la tonicidad y a la alteración
de la postura muscular (de los labios y la lengua, principalmente), haciendo
que el bebé no logre mantener correctamente la pega del pecho. Además de esto,
existen evidencias de que chupar chupeta, disminuye la producción de leche,
pues el bebé solicita menos el pecho, causa heridas a la madre debido a la pega
incorrecta, lo que acaba interfiriendo hasta en su aumento de peso. No ofrecer
chupos, tetinas artificiales y chupetas a los bebés amamantados es uno de los
Diez pasos para el éxito de la lactancia materna recomendado por la OMS, UNICEF
y Ministerio de Salud en Brasil4.
2.
Perjudica
la correcta maduración funcional del sistema estomatognático*. Entorpece el habla, la masticación, la deglución,
y la respiración del niño3 (CARVALHO, G.D). Pueden surgir
deficiencias de dicción, presencia de sibilancias y ceceo en el habla, voz
ronca y/o nasal. La masticación pierde su característica normal bilateral y
alternada, tendiendo a vertical o unilateral (PLANAS, P.) afectando directamente
las articulaciones temporomandibulares y el desarrollo de las estructuras
envueltas. Se desarrolla potencialmente una deglución atípica, con
interposición de lengua y participación de la musculatura peri oral. El patrón
respiratorio se altera de nasal para bucal o mixto3, 5 (CARVALHO,
G.D.; PLANAS, P). Así, existe un consenso en la literatura científica de que
hábitos de succión no nutritivos son potencialmente nocivos para la salud del
niño y que, por eso, deben ser desestimulados6 (ROCHA, M.A.M.; CASTILHO,
S.D.) o removidos lo más temprano posible con la intención de minimizar los
daños7 (BONI, RCB; DEGAN, VV.).
3.
Altera a
postura y tonicidad de los músculos de la boca. El labio superior se acorta, el
labio inferior se pone flácido e
invertido (hacia afuera), ocurre pérdida de sellamiento labial pasivo (sin
esfuerzo), la piel del mentón puede arrugarse (reflejando el esfuerzo del
músculo mentalis para auxiliar en el sellado labial), las mejillas se híper/hipo
tonifican e se caen (de acuerdo con la manera en el niño adapta la succión) e
la lengua pierde la tonicidad, adquiriendo una posición baja y retraída dentro
de la cavidad bucal (figura 3), alterando toda la fisiología del sistema
estomatognático.
4.
Causa
deformaciones esqueléticas en la boca y rostro. Los huesos del rostro crecen de forma discordante, con alteraciones y
rotaciones de los planos de crecimiento (figura 4)3 ( CARVALHO, G.D). Las arcadas y los huesos nasales sufrem atresias (estrechamiento) y desvíos
del septo nasal perjudicando también las funciones de deglución, masticación,
habla y respiración (figuras 5 y 6) y tornándose un obstáculo mecánico para la
cura de una serie de patologías (especialmente las “itis”: rinitis, sinusitis,
amigdalitis, bronquitis, otitis, adenoides hipertróficas, etc.). La mandíbula
mantiene la posición retraída del nacimiento, esto es, el mentón no crece,
perjudicando la estética y la fisiología
(figura 7).
5.
Provoca mal
oclusión dentaria. Mordidas abiertas,
mordidas cruzadas (figura 8), mal oclusión clase II, overjet acentuado (figura
9) y otras alteraciones en los dientes son asociadas al uso de chupos
artificiales. Los niños con hábitos de succión no nutritiva presentan 12 veces
más probabilidades de desarrollar problemas oclusales que los niños sin estos
hábitos8 (SOUZA, D.F.R.K.). Más del 70% delos niños que poseen
hábitos de succión no nutritiva presentan algún tipo de maloclusión9
(SILVA FILHO, O.G).
6.
No existe
en el mercado un chupo anatómicamente comparable al pecho. En relación al pezón, los chupos de caucho presentan diferencias
significativas en su textura, forma, en el trabajo que realizan y en las
consecuencias de ese trabajo3 (CARVALHO, G.D). Ya se demostró en un
estudio realizado con diferentes marcas comerciales disponibles en el mercado,
que los chupos artificiales son significativamente menos elásticos que el
pezón, y que su largura se altera poco dentro de la cavidad bucal, de manera
que es la boca la que se adapta a él y no lo opuesto como ocurre con el pecho
(figuras 9 a 11). El pezón tiene la capacidad de extenderse dentro de la boca
(protractibilidad) hasta 3 veces su largura inicial, a comparación del chupo de
silicona o caucho, que poco se altera10 (NOVAK, A.J. et al.).
7.
La chupeta
no es menos nociva que el dedo: datos epidemiológicos
muestran que apenas 10% de los niños chupan el dedo prolongadamente9, 10,
mientras que 60 a 82% 8, 9, 11 chupan chupeta y el 4.1% asocian los
dos hábitos8. Al contrario de lo que se acostumbra creer, los daños
causados por la succión prolongada del dedo o de la chupeta son bastante
semejantes12, 13. La succión del dedo, sin embargo, se asemeja más
al pecho (figura 12) por ser intracorpórea, tener calor, olor y consistencia
más parecidos con el pezón y por el hecho de quedar prácticamente en la misma
posición dentro de la cavidad bucal (próximo al punto de succión, en el fondo
de la boca). La legua viene para el frente durante su succión, como cuando
sucede con el pezón en la ordeña del pecho y el patrón de respiración nasal es
mantenido14. Po todo eso, la orientación de sustituir el dedo por la
chupeta no tiene sentido. El bebé chupa el dedo desde la barriga15
(figura 13) y, durante su desarrollo, especialmente en los períodos de
incomodidad e irritación por la erupción dentaria (que inicia a partir de los
4-6 meses hasta alrededor de los 3 años, cuando la dentición decidua está
completa), es normal que se lleve uno o dos dedos a la boca. En esta fase
debemos proporcionar una variedad de estímulos, como alimentos de consistencia
dura, mordedores, además de juegos diversos, atención, cariño, paciencia y
pecho; con el objetivo de que el hábito cese espontáneamente. La persistencia
en la succión del dedo no es frecuente en niños bien amamantados 5, 16.
Más del 80% de los niños que reciben lactancia materna exclusiva en los
primeros 6 meses de vida, no presentan esos hábitos11, 17.
8.
Los chupos
ortodónticos perjudican más en el aspecto funcional que los convencionales: No existen evidencias que comprueben
sustancialmente la existencia de ventajas reales en los chupos anatómicos o
ortodónticos18. Aunque sean potencialmente menos nocivos en relación
a las alteraciones dentarias, chupetes ortodónticos mantienen el dorso todavía
más elevado y la punta de la lengua más baja y más posteriorizada que el
chupete común (figuras 14 a 16)3. Producen más movimientos
incorrectos con la lengua, la deglución es desencadenada más tardíamente y
existe un mayor esfuerzo y presión negativa formada durante la succión19.
9.
Representa
una de las causas del síndrome del respirador oral: cuando el niño respira por la boca puede comprometerse su desarrollo
(figura 17) por las innúmeras consecuencias que esto acarrea al organismo como
un todo. El aire inspirado por la boca no pasa por el proceso de filtrado,
calentamiento y humedecimiento fisiológicos, dejando el sistema respiratorio
más vulnerable a enfermedades en general. La respiración bucal además acarrea
una gama de alteraciones físicas: patologías respiratorias (figura 18),
problemas nutricionales y de crecimiento, alteraciones fonoaudiólogas, del
sueño (ronquidos, apneas, pesadillas, terrores nocturnos, enuresis nocturna,
bruxismo), mal oclusión y problemas ortopédicos, posturales, (figura 19),
comportamentales y emocionales (problemas de aprendizaje, disturbios de
ansiedad, impulsividad, fobias, agitación cansancio e hiperactividad, baja
autoestima)3, 20.
10.
Se crea un
hábito de difícil remoción: La succión no
nutritiva no es un síntoma único y aislado, al contrario, puede ser uno entre
varios síntomas relacionados a conflictos de inestabilidad emocional con raíces
en situaciones anteriores21, como por ejemplo, la no satisfacción
plena de la necesidad del bebé de mamar el pecho3, 5, 16. La
remoción repentina o abrupta de la chupeta puede generar efectos psicológicos
complejos y difíciles de medir y puede llevar a la sustitución por hábitos de
succión del dedo, lengua, labio, onicofagia (comerlas uñas) u otros. Estos
hábitos pueden luego ser sustituidos a lo largo de la vida por comer, fumar u
otros trastornos compulsivos, según la teoría psicoanalítica (freudiana)3,
7.
11.
Sus
efectos pueden ser observados desde temprana edad: la idea de que si la chupeta es removida antes de cierta edad (1, 2, 3
años, variando entre diferentes autores) o perjudica al niño se propagó
surgiendo de una práctica clínica centrada en el diente (visión
odontocéntrica), donde era posible observar la autocorrección de algunos tipos
de mal oclusión como la mordida abierta anterior a partir de la discontinuidad
del hábito. Sin embargo, la evolución del conocimiento, viene demostrando que
sus efectos sobre huesos y músculos (así como sus repercusiones funcionales)
son muy difíciles de revertir sin intervención profesional multidisciplinar.
Además, el primer año de vida del bebé es un período crítico para su
desarrollo, de metabolismo óseo acelerado e aprendizaje/maduración de funciones
vitales, lo que torna la presencia de estímulos patológicos todavía más
agresiva. En la imagen abajo, se observa un bebé de 4 meses que todavía no
tiene dientes pero que ya sufre las consecuencias del hábito de succión:
pérdida del sello de los labios, postura de la lengua baja, estrechamiento de
la base de la nariz, etc. Todo esto va a afectar de alguna forma su patrón de
crecimiento y desarrollo.
12.
No existe
“chupetear” el pecho: el término
“chupetear” debería referirse exclusivamente a la chupeta, donde el bebé
realiza una succión no-nutritiva simple. Decir que el bebé está haciendo el
pecho de chupeta (“chupeteando”) cuando en realidad está mamando constituye un
error semántico, ja que mamar es un acto complejo que envuelve, no sólo extraer
la leche, sino también, succionar, estar en contacto íntimo con la mamá y
sentir todas las sensaciones orgánicas y psico-afectivas envueltas, con sus
respectivas repercusiones. ¿cómo podría el bebé hacer el pecho de chupeta si
este tipo de artificio no es natural para él y no le proporciona toda esa
riqueza de estímulos? Tetinas artificiales, al contrario, representan un
estímulo de succión patológica. Lo que su memoria instintiva, su impulso por la
supervivencia reclama y pide es el pecho de la madre, fisiológico, y no la
chupeta. Tanto es que la mayoría de niños sólo acepta la chupeta después de
mucha insistencia de los adultos. Se argumenta que algunos bebés tienen una
mayor necesidad de succión y que después de satisfacer su hambre, se quedan
pegados al pecho sólo “chupeteando”, succionando, inclusive sin leche. Lo que
sucede es que existen fases del desarrollo (saltos y picos de crecimiento22)
donde la demanda aumenta repentinamente y el pecho necesita recibir más
estímulo para ajustar la producción. Todo bebé inteligente sabe muy bien que
mamar hace aumentar la producción de leche. Además de esto, está al mismo
tiempo satisfaciendo su necesidad neural de succión3, 5. Ya debes
haber escuchado aquella frase famosa: “la naturaleza es sabia”, cierto?
13.
La chupeta
como prevención al síndrome de muerte súbita: en los últimos años, la chupeta ha sido recomendad para reducir el
riesgo del Síndrome de Muerte Súbita Infantil (SMSI)23. Ante esta
recomendación es importante resaltar la existencia de muchas evidencias, como
por ejemplo un estudio caso-control con 333 lactantes con diagnóstico de SMSI y
998 niños sanos el cual demostró que la amamantación reduce el riesgo de muerte
súbita en 50% en todas las edades24. Como la chupeta favorece el
desmame, debe reconsiderarse el incentivo de su uso para este fin, pues los
beneficios mayores pueden obtenerse con la amamantación6.
14.
Consideraciones
sobre la toxicidad y seguridad de la chupeta: durante el procesamiento del caucho natural y la creación de la
sintética, varias sustancias son adicionadas al látex con la intención de darle
más elasticidad25. En contacto con la saliva, estos productos se
volatilizan, trayendo riesgos a la salud, además de la posibilidad de que
existan niños alérgicos a látex26. Como cualquier otro objeto
llevado a la boca, la chupeta puede servir de vehículo para diversas
infecciones (otitis, candidiasis, caries, etc.)27. Otros riesgos
potenciales son los de accidentes, obstrucción de las vías aéreas y
estrangulamiento por cuerdas amarradas a la chupeta.
15.
La chupeta
y el reflujo gastroesofágico: el uso de
la chupeta fue lanzado como método capaz de reducir el reflujo gastroesofágico (Se
produce cuando el contenido gástrico pasa del estómago al esófago). Sin embargo, no se ha encontrado evidencia
de que mejore el tiempo total y/o disminuya el número de episodios de reflujo28.
16.
La
necesidad de succión del bebé debe ser satisfecha con el pecho: niños que nunca mamaron el pecho o que
tuvieron lactancia mixta antes de los tres meses de edad tienen aproximadamente
siete veces más chances de desarrollar hábitos de succión no nutritivos que
niños amamantados por más tiempo8. Desde la vida intrauterina el
bebé presenta un impulso neural de succión15. Comienza satisfaciendo
este impulso con el propio dedo y al mismo tiempo va desarrollado la función de
succión, crítica para su sobrevivencia después del nacimiento durante la
amamantación. Si el bebé es amamantado y no hay interferencias negativas, el
propio desarrollo y maduración neuro-funcional se encargará de que esa
necesidad neural de succión se agote espontáneamente en torno del final de la
fase oral. Por lo tanto, nada sustituye el acto de mamar el pecho, por el
aporte nutricional e inmunológico de la leche materna, por el intercambio de
afecto entre madre e hijo, y por el mecanismo de succión exclusiva que este
propicia para un perfecto desarrollo29. La amamantación es
primordial para la prevención de la salud y para el funcionamiento pleno de los
potenciales vitales del niño, reflejándose directamente en su calidad de vida.
La amamantación debe ser realizada de manera exclusiva hasta los 6 meses de
edad y continuada por 2 años o más30,31. La decisión de introducir o
no la chupeta es de la familia, pero es responsabilidad de los profesionales
ofrecer a los padres maneras para que puedan tomar una decisión consiente e
informada al respecto.
APENDICE:
La
tabla 1 compara la actividad y los desvíos funcionales de los músculos
envueltos en la amamantación y en la lactancia artificial con chupos comunes y
ortodónticos.
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Autoría:
Andréia Stankiewicz, madre de Luiza, 3 años y Pedro, 1 año; cirujana-dentista
especialista en odontopediatría y ortopedia funcional de los maxilares, miembro
del Núcleo de Estudios en Ortopedia de los Maxilares y Respiración Bucal
(NEOM-RB).
Revisión final: Antonio Fagnani Filho, cirujano-dentista
ortopedista funcional de los maxilares, ortodoncista y homeópata, profesor de
pos graduación, miembro del Núcleo de Estudios en Ortopedia de los Maxilares y
Respiración Bucal (NEOM-RB) y de la Asociación Brasilera Del Sueño.
ceoandreia@hotmail.com
fagnani@vivavita.com.br
Septiembre/2012
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