martes, 4 de noviembre de 2014

La chupeta...



Me tomé el atrevimiento de traducir el siguiente artículo (con autorización de la autora), basado en evidencias científicas, pues toda madre debería tener esta información antes de darle chupeta a su bebé. Yo personalmente intenté varias veces darle chupeta a Felipe, pero nunca le gustó, ponía cara como si se fuera a vomitar. Después de leer este artículo, dejé de insistir. Cada una saque sus propias conclusiones y haga lo que crea más correcto para su hijo. Es bueno tener más cuidado a la hora de dar el chupete, vigilando de cerca su uso o restringiéndolo a ciertos momentos, o en mi opinión, NO DARLO!

Lo que toda madre (y padre) deberían saber antes de ofrecer una chupeta a su bebé. Por Andreia Stankiewicz


La oferta de la chupeta se difundió ampliamente en la sociedad contemporánea. Trajo consigo conveniencia y comodidad, “simplificando” la tarea de los adultos de calmar el bebé. Muchos no saben con exactitud si deben o no ofrecerla. Desinformación, falta de tiempo, búsqueda por facilidades inmediatas, desconexión de los propios instintos de la especie y tantos otros motivos popularizaron su uso e hicieron que las maneras naturales y gentiles de lidiar con el llanto y las demandas del bebé fueran dejadas de lado. Así, la necesidad básica de succión del pecho no es plenamente suplida, mucho menos las necesidades psico-afectivas del bebé, como un ser humano complejo en formación. El motivo del llanto que está siendo silenciado queda sin respuesta. La chupeta termina siendo una solución rápida e instantánea, que se arrastra por la infancia y, disfrazada de otras formas, llega hasta la vida adulta. Por lo tanto no se engañe! La chupeta no es tan inocente como parece. Efectos colaterales surgidos por su uso existen, y aumentan en cantidad y cualidad a lo largo del desarrollo infantil. Acompañe, bajo una perspectiva basada en evidencias, las consecuencias potenciales relacionadas a su uso.
   1.       Interfiere negativamente sobre la amamantación: Estudios muestran que los niños que son destetados precozmente usan chupeta con mayor frecuencia que aquellos que son amamantados por un período mayor1, 2. La confusión de la tetina (figuras 1 y 2) descrita en la literatura, sucede porque la musculatura se trabaja de forma totalmente diferente durante la succión del pecho y de la chupeta3 (tabla 1, apéndice). La succión de una tetina artificial, lleva a la pérdida de la tonicidad y a la alteración de la postura muscular (de los labios y la lengua, principalmente), haciendo que el bebé no logre mantener correctamente la pega del pecho. Además de esto, existen evidencias de que chupar chupeta, disminuye la producción de leche, pues el bebé solicita menos el pecho, causa heridas a la madre debido a la pega incorrecta, lo que acaba interfiriendo hasta en su aumento de peso. No ofrecer chupos, tetinas artificiales y chupetas a los bebés amamantados es uno de los Diez pasos para el éxito de la lactancia materna recomendado por la OMS, UNICEF y Ministerio de Salud en Brasil4.
     2.       Perjudica la correcta maduración funcional del sistema estomatognático*.  Entorpece el habla, la masticación, la deglución, y la respiración del niño3 (CARVALHO, G.D). Pueden surgir deficiencias de dicción, presencia de sibilancias y ceceo en el habla, voz ronca y/o nasal. La masticación pierde su característica normal bilateral y alternada, tendiendo a vertical o unilateral (PLANAS, P.) afectando directamente las articulaciones temporomandibulares y el desarrollo de las estructuras envueltas. Se desarrolla potencialmente una deglución atípica, con interposición de lengua y participación de la musculatura peri oral. El patrón respiratorio se altera de nasal para bucal o mixto3, 5 (CARVALHO, G.D.; PLANAS, P). Así, existe un consenso en la literatura científica de que hábitos de succión no nutritivos son potencialmente nocivos para la salud del niño y que, por eso, deben ser desestimulados6 (ROCHA, M.A.M.; CASTILHO, S.D.) o removidos lo más temprano posible con la intención de minimizar los daños7 (BONI, RCB; DEGAN, VV.).
   3.       Altera a postura y tonicidad de los músculos de la boca.  El labio superior se acorta, el labio inferior      se pone flácido e invertido (hacia afuera), ocurre pérdida de sellamiento labial pasivo (sin esfuerzo), la piel del mentón puede arrugarse (reflejando el esfuerzo del músculo mentalis para auxiliar en el sellado labial), las mejillas se híper/hipo tonifican e se caen (de acuerdo con la manera en el niño adapta la succión) e la lengua pierde la tonicidad, adquiriendo una posición baja y retraída dentro de la cavidad bucal (figura 3), alterando toda la fisiología del sistema estomatognático.

    4.       Causa deformaciones esqueléticas en la boca y rostro. Los huesos del rostro crecen de forma discordante, con alteraciones y rotaciones de los planos de crecimiento (figura 4)3 ( CARVALHO, G.D). Las arcadas y los huesos nasales sufrem atresias (estrechamiento) y desvíos del septo nasal perjudicando también las funciones de deglución, masticación, habla y respiración (figuras 5 y 6) y tornándose un obstáculo mecánico para la cura de una serie de patologías (especialmente las “itis”: rinitis, sinusitis, amigdalitis, bronquitis, otitis, adenoides hipertróficas, etc.). La mandíbula mantiene la posición retraída del nacimiento, esto es, el mentón no crece, perjudicando la estética  y la fisiología (figura 7).






    5.       Provoca mal oclusión dentaria. Mordidas abiertas, mordidas cruzadas (figura 8), mal oclusión clase II, overjet acentuado (figura 9) y otras alteraciones en los dientes son asociadas al uso de chupos artificiales. Los niños con hábitos de succión no nutritiva presentan 12 veces más probabilidades de desarrollar problemas oclusales que los niños sin estos hábitos8 (SOUZA, D.F.R.K.). Más del 70% delos niños que poseen hábitos de succión no nutritiva presentan algún tipo de maloclusión9 (SILVA FILHO, O.G).


    6.       No existe en el mercado un chupo anatómicamente comparable al pecho. En relación al pezón, los chupos de caucho presentan diferencias significativas en su textura, forma, en el trabajo que realizan y en las consecuencias de ese trabajo3 (CARVALHO, G.D). Ya se demostró en un estudio realizado con diferentes marcas comerciales disponibles en el mercado, que los chupos artificiales son significativamente menos elásticos que el pezón, y que su largura se altera poco dentro de la cavidad bucal, de manera que es la boca la que se adapta a él y no lo opuesto como ocurre con el pecho (figuras 9 a 11). El pezón tiene la capacidad de extenderse dentro de la boca (protractibilidad) hasta 3 veces su largura inicial, a comparación del chupo de silicona o caucho, que poco se altera10 (NOVAK, A.J. et al.).


    7.       La chupeta no es menos nociva que el dedo: datos epidemiológicos muestran que apenas 10% de los niños chupan el dedo prolongadamente9, 10, mientras que 60 a 82% 8, 9, 11 chupan chupeta y el 4.1% asocian los dos hábitos8. Al contrario de lo que se acostumbra creer, los daños causados por la succión prolongada del dedo o de la chupeta son bastante semejantes12, 13. La succión del dedo, sin embargo, se asemeja más al pecho (figura 12) por ser intracorpórea, tener calor, olor y consistencia más parecidos con el pezón y por el hecho de quedar prácticamente en la misma posición dentro de la cavidad bucal (próximo al punto de succión, en el fondo de la boca). La legua viene para el frente durante su succión, como cuando sucede con el pezón en la ordeña del pecho y el patrón de respiración nasal es mantenido14. Po todo eso, la orientación de sustituir el dedo por la chupeta no tiene sentido. El bebé chupa el dedo desde la barriga15 (figura 13) y, durante su desarrollo, especialmente en los períodos de incomodidad e irritación por la erupción dentaria (que inicia a partir de los 4-6 meses hasta alrededor de los 3 años, cuando la dentición decidua está completa), es normal que se lleve uno o dos dedos a la boca. En esta fase debemos proporcionar una variedad de estímulos, como alimentos de consistencia dura, mordedores, además de juegos diversos, atención, cariño, paciencia y pecho; con el objetivo de que el hábito cese espontáneamente. La persistencia en la succión del dedo no es frecuente en niños bien amamantados 5, 16. Más del 80% de los niños que reciben lactancia materna exclusiva en los primeros 6 meses de vida, no presentan esos hábitos11, 17.


    8.       Los chupos ortodónticos perjudican más en el aspecto funcional que los convencionales: No existen evidencias que comprueben sustancialmente la existencia de ventajas reales en los chupos anatómicos o ortodónticos18. Aunque sean potencialmente menos nocivos en relación a las alteraciones dentarias, chupetes ortodónticos mantienen el dorso todavía más elevado y la punta de la lengua más baja y más posteriorizada que el chupete común (figuras 14 a 16)3. Producen más movimientos incorrectos con la lengua, la deglución es desencadenada más tardíamente y existe un mayor esfuerzo y presión negativa formada durante la succión19.



    9.       Representa una de las causas del síndrome del respirador oral: cuando el niño respira por la boca puede comprometerse su desarrollo (figura 17) por las innúmeras consecuencias que esto acarrea al organismo como un todo. El aire inspirado por la boca no pasa por el proceso de filtrado, calentamiento y humedecimiento fisiológicos, dejando el sistema respiratorio más vulnerable a enfermedades en general. La respiración bucal además acarrea una gama de alteraciones físicas: patologías respiratorias (figura 18), problemas nutricionales y de crecimiento, alteraciones fonoaudiólogas, del sueño (ronquidos, apneas, pesadillas, terrores nocturnos, enuresis nocturna, bruxismo), mal oclusión y problemas ortopédicos, posturales, (figura 19), comportamentales y emocionales (problemas de aprendizaje, disturbios de ansiedad, impulsividad, fobias, agitación cansancio e hiperactividad, baja autoestima)3, 20.



    10.   Se crea un hábito de difícil remoción: La succión no nutritiva no es un síntoma único y aislado, al contrario, puede ser uno entre varios síntomas relacionados a conflictos de inestabilidad emocional con raíces en situaciones anteriores21, como por ejemplo, la no satisfacción plena de la necesidad del bebé de mamar el pecho3, 5, 16. La remoción repentina o abrupta de la chupeta puede generar efectos psicológicos complejos y difíciles de medir y puede llevar a la sustitución por hábitos de succión del dedo, lengua, labio, onicofagia (comerlas uñas) u otros. Estos hábitos pueden luego ser sustituidos a lo largo de la vida por comer, fumar u otros trastornos compulsivos, según la teoría psicoanalítica (freudiana)3, 7.
    11.   Sus efectos pueden ser observados desde temprana edad: la idea de que si la chupeta es removida antes de cierta edad (1, 2, 3 años, variando entre diferentes autores) o perjudica al niño se propagó surgiendo de una práctica clínica centrada en el diente (visión odontocéntrica), donde era posible observar la autocorrección de algunos tipos de mal oclusión como la mordida abierta anterior a partir de la discontinuidad del hábito. Sin embargo, la evolución del conocimiento, viene demostrando que sus efectos sobre huesos y músculos (así como sus repercusiones funcionales) son muy difíciles de revertir sin intervención profesional multidisciplinar. Además, el primer año de vida del bebé es un período crítico para su desarrollo, de metabolismo óseo acelerado e aprendizaje/maduración de funciones vitales, lo que torna la presencia de estímulos patológicos todavía más agresiva. En la imagen abajo, se observa un bebé de 4 meses que todavía no tiene dientes pero que ya sufre las consecuencias del hábito de succión: pérdida del sello de los labios, postura de la lengua baja, estrechamiento de la base de la nariz, etc. Todo esto va a afectar de alguna forma su patrón de crecimiento y desarrollo.


    12.   No existe “chupetear” el pecho: el término “chupetear” debería referirse exclusivamente a la chupeta, donde el bebé realiza una succión no-nutritiva simple. Decir que el bebé está haciendo el pecho de chupeta (“chupeteando”) cuando en realidad está mamando constituye un error semántico, ja que mamar es un acto complejo que envuelve, no sólo extraer la leche, sino también, succionar, estar en contacto íntimo con la mamá y sentir todas las sensaciones orgánicas y psico-afectivas envueltas, con sus respectivas repercusiones. ¿cómo podría el bebé hacer el pecho de chupeta si este tipo de artificio no es natural para él y no le proporciona toda esa riqueza de estímulos? Tetinas artificiales, al contrario, representan un estímulo de succión patológica. Lo que su memoria instintiva, su impulso por la supervivencia reclama y pide es el pecho de la madre, fisiológico, y no la chupeta. Tanto es que la mayoría de niños sólo acepta la chupeta después de mucha insistencia de los adultos. Se argumenta que algunos bebés tienen una mayor necesidad de succión y que después de satisfacer su hambre, se quedan pegados al pecho sólo “chupeteando”, succionando, inclusive sin leche. Lo que sucede es que existen fases del desarrollo (saltos y picos de crecimiento22) donde la demanda aumenta repentinamente y el pecho necesita recibir más estímulo para ajustar la producción. Todo bebé inteligente sabe muy bien que mamar hace aumentar la producción de leche. Además de esto, está al mismo tiempo satisfaciendo su necesidad neural de succión3, 5. Ya debes haber escuchado aquella frase famosa: “la naturaleza es sabia”, cierto?
    13.   La chupeta como prevención al síndrome de muerte súbita: en los últimos años, la chupeta ha sido recomendad para reducir el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita Infantil (SMSI)23. Ante esta recomendación es importante resaltar la existencia de muchas evidencias, como por ejemplo un estudio caso-control con 333 lactantes con diagnóstico de SMSI y 998 niños sanos el cual demostró que la amamantación reduce el riesgo de muerte súbita en 50% en todas las edades24. Como la chupeta favorece el desmame, debe reconsiderarse el incentivo de su uso para este fin, pues los beneficios mayores pueden obtenerse con la amamantación6.
    14.   Consideraciones sobre la toxicidad y seguridad de la chupeta: durante el procesamiento del caucho natural y la creación de la sintética, varias sustancias son adicionadas al látex con la intención de darle más elasticidad25. En contacto con la saliva, estos productos se volatilizan, trayendo riesgos a la salud, además de la posibilidad de que existan niños alérgicos a látex26. Como cualquier otro objeto llevado a la boca, la chupeta puede servir de vehículo para diversas infecciones (otitis, candidiasis, caries, etc.)27. Otros riesgos potenciales son los de accidentes, obstrucción de las vías aéreas y estrangulamiento por cuerdas amarradas a la chupeta.
    15.   La chupeta y el reflujo gastroesofágico: el uso de la chupeta fue lanzado como método capaz de reducir el reflujo gastroesofágico (Se produce cuando el contenido gástrico pasa del estómago al esófago). Sin embargo, no se ha encontrado evidencia de que mejore el tiempo total y/o disminuya el número de episodios de reflujo28.
    16.   La necesidad de succión del bebé debe ser satisfecha con el pecho: niños que nunca mamaron el pecho o que tuvieron lactancia mixta antes de los tres meses de edad tienen aproximadamente siete veces más chances de desarrollar hábitos de succión no nutritivos que niños amamantados por más tiempo8. Desde la vida intrauterina el bebé presenta un impulso neural de succión15. Comienza satisfaciendo este impulso con el propio dedo y al mismo tiempo va desarrollado la función de succión, crítica para su sobrevivencia después del nacimiento durante la amamantación. Si el bebé es amamantado y no hay interferencias negativas, el propio desarrollo y maduración neuro-funcional se encargará de que esa necesidad neural de succión se agote espontáneamente en torno del final de la fase oral. Por lo tanto, nada sustituye el acto de mamar el pecho, por el aporte nutricional e inmunológico de la leche materna, por el intercambio de afecto entre madre e hijo, y por el mecanismo de succión exclusiva que este propicia para un perfecto desarrollo29. La amamantación es primordial para la prevención de la salud y para el funcionamiento pleno de los potenciales vitales del niño, reflejándose directamente en su calidad de vida. La amamantación debe ser realizada de manera exclusiva hasta los 6 meses de edad y continuada por 2 años o más30,31. La decisión de introducir o no la chupeta es de la familia, pero es responsabilidad de los profesionales ofrecer a los padres maneras para que puedan tomar una decisión consiente e informada al respecto.
APENDICE:
La tabla 1 compara la actividad y los desvíos funcionales de los músculos envueltos en la amamantación y en la lactancia artificial con chupos comunes y ortodónticos.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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32. DOUGLAS, CR. Patofisiologia Oral. São Paulo, Pancast, 1998

Autoría: Andréia Stankiewicz, madre de Luiza, 3 años y Pedro, 1 año; cirujana-dentista especialista en odontopediatría y ortopedia funcional de los maxilares, miembro del Núcleo de Estudios en Ortopedia de los Maxilares y Respiración Bucal (NEOM-RB). 
Revisión final: Antonio Fagnani Filho, cirujano-dentista ortopedista funcional de los maxilares, ortodoncista y homeópata, profesor de pos graduación, miembro del Núcleo de Estudios en Ortopedia de los Maxilares y Respiración Bucal (NEOM-RB) y de la Asociación Brasilera Del Sueño.

ceoandreia@hotmail.com
fagnani@vivavita.com.br 

Septiembre/2012



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