lunes, 31 de marzo de 2014

Del por qué defiendo el parto natural


Cómo comenzó todo...

Cuando tenia 20 años mi amigo Mauricio Agudelo, quien estudiaba medicina, me invitó a ver nacer bebés, aprovechando que hacía su residencia en obstericia en el Hospital General de Medellín (por cierto, donde yo misma nací). Ese día me encontré con la triste realidad de que venir al mundo es una pesadilla, que el día de nuestro nacimiento es el peor de nuestros días, por decir poco. Diez años más tarde, me encontraba viviendo en Brasil, en Sao Paulo, con mi lindo esposo Juan, y me preguntaba a mi misma porq ué todas las amigas que habían tenido a sus hijos en esta ciudad, los habian parido por cesárea. Luego me dí cuenta que esta cirugía no era una manera de parir, sino de sacar al bebé del cuerpo de la mujer.

Quise comenzar a buscar una ginecóloga que hiciera partos normales, porque todos los ginecólogos que mis amigas me recomendaban era obvio que no tenían idea de eso... o el mundo está mutando para una especie incapaz de parir o los médicos de hoy en día simplemente no quieren o no saben hacer un parto normal. Por normal me refiero a vaginal, aunque lo normal ahora parecen ser las cesáreas...

Pero, por qué me interesé tanto en esto del parto normal? Porque es un hecho verídico que la manera en cómo nacemos va a determinar la manera en cómo vivimos. Y creo que todo ser que llega a este mundo merece una linda bienvenida y toda madre debería participar activamente de esto.

Me encontré entonces buscando en google  “parto normal em sao paulo” y aparecieron lindos blogs y sites con tanta información que me quedé fascinada con el tema. Empecé a darme cuenta de lo que estaba sucediendo en Brasil, y no debe ser tan diferente en Colombia o en Latinoamérica, en materia de partos, y lo más importante, encontré una ginecóloga que hiciese partos normales. Fui a una consulta de rutina e inmediatamente sentí que era la persona que me iba a acompañar cuando finalmente me embarazara.

Por el camino cierto...

Una serie de libros me fue mostrando que estaba en el camino cierto, que lo que intuía realmente estaba correcto: El Futuro Bebé (Thomas R. Verny), La Cesárea (Michel Odent), Nascer Sorrindo (Frederick Leboyer), O Renascimento do Parto (Michel Odent), La Maternidad y El Encuentro Con La Propia Sombra (Laura Gutman), Parto Ativo (Janet Balaskas), Parir en Libertad (Raquel Schallman).

Comencé a frecuentar con Juan los grupos de apoyo a la maternidad activa, hicimos el curso de preparación para el parto y así nos fuimos informando y empoderando, llegando cada vez más a encontrar el parto que queríamos, yo específicamente, y Juan apoyándome y acompañándome en todo momento, sobre todo después de ver el documental “O Renacimento do Parto”, que nos abrió los ojos para estar bien preparados y tener todas las herramientas y recursos listos.

Aprendí que entre menos intervenciones médicas en el trabajo de parto, mayores posibilidades de alcanzar el tan anhelado parto vaginal; y que la libertad y el respeto dado a la madre y al bebé son fundamentales en ese momento tan sagrado y sublime. Decidí que mi parto sería en el agua, que contrataria a una obstetriz/doula/partera para que acompañara en el trabajo de parto desde mi casa, que me mantuviera enfocada en mi meta, que monitorara a mi bebé periódicamente y que supiera el mejor momento para ir al hospital. Inicialmente yo quería que fuera un parto domiciliar, pero Juan se opuso rotundamente, así que decidimos ir al único que permite nacimientos en el agua en Sao Paulo.



La razón por la que prefería un parto domiciliar, era el exceso de procedimientos innecesários realizados a la madre y al bebé. Quería respeto ante todo en un momento tan sagrado. Para esto me aseguré de tener un equipo humanizado en el hospital que velara por mis intereses compuesto por una obstetriz, una ginecobstetra y una neonatóloga. Todas ellas me mantendrían lejos de cualquier tipo de violencia obstétrica, aquella que ví con mi amigo que me llevó a ver nacer bebés cuando yo tenía 20 años...

Me preparé física y mentalmente para un parto completamente natural, sin anestesia, sin oxitocina sintética, sin episotomía. De hecho, tenía tanto miendo de esto último como de un desgarro de mi perineo. Por eso me preparé. Usé el Epi-no (baloncito para ejercitar el suelo pélvico http://www.epi-no.co.uk/ ) a partir de la semana 34, un trabajo de equipo de Juan y yo, que dió un super buen resultado, pues parí un lindo bebé de 4,010 kg y no me pusieron ningún punto!


Todo lo que rechazo...

Las mujeres hoy en día le tienen miedo a parir sus hijos porque lo que nos hacen en los hospitales es horrible, y lo que nos venden en la tv es deprimente:

Te toquetean en exceso, te inducen el parto sin informarte aplicando oxitocina sintética en la vena, te rompen la bolsa sin consultarte o precozmente, te obligan a quedarte boca arriba y parir de piernas abiertas sólo para comodidad del médico, por causa de esto te cortan el periné (episotomia) para que el bebé “pueda salir”, te hacen bullying por gritar o quejarte, se llevan a tu bebé luego de cortarle el cordón umbilical, le aplican un colirio en los ojos que arde mucho y que sólo sería necesário si tuvieras una enfermedad venérea que podría dejarlo ciego, lo aspiran con un tubo que introducen por su gargantica y por su nariz, lo estiran para pesarlo y medirlo, lo limpian sin ninguna delicadeza y finalmente, después de lo que para tu bebé fue una eternidad (pues ellos no tienen noción de tiempo ni de espacio) te lo entregan “limpio” y envuelto en trapos.

Lo peor es que la mayoría de mujeres llega a su parto completamente ignorante y vulnerable a que la sometan a todo este tipo de procedimientos, le entregan su parto al personal médico y confian en que su palabra es sagrada y si el parto no termina en cesárea, probablemente habrán sufrido algún tipo de violencia.


En estos links pueden encontrar los efectos negativos de todas las intervenciones médicas: http://www.elpartoesnuestro.es/informacion/parto/intervenciones-medicas


Yo honestamente creo que toda mujer debería aprovechar el lindo regalo que nos fue dado de parir, porque en realidad el parto no es como lo pintan. Es un proceso sagrado y de revelación del poder femenino.


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