Lo que vino después...
Las mujeres le temen al parto cuando lo
verdaderamente duro y difícil viene después, cuando llegas a tu casa y te
enfrentas al puerperio.. eso sí es duro...
Llegamos a la casa el sábado en la tarde. Dar
de mamar me dolía mucho, pero uno no sabe qué es mucho. El martes fue una
consultora de amamantación pues mis pezones estaban muy heridos. Ella me dijo
que estaba bien, me dio mucha confianza en mi misma, me dijo que ya iba a
pasar... Que era fundamental que me alimentara muy bien, a cada tres horas, y
que bebiera mucha agua, y sobre todo, descansara. Me enseñó varias posiciones
para que el bebé se pegara bien, lo cual era la clave para que no me lastimara
más. Al día siguiente mi pezón izquierdo comenzó a sangrar! Tenía un corte
horizontal y el derecho tenía un hueco en todo el centro. Me dolía muchisimo,
era una tortura... amamantar era horrible... me daba miedo cada que iba a
alimentar al bebé.. como respuesta, Felipe estaba irritado, lloraba, y yo no lo
podía consolar...
El viernes tuvimos cita con la pediatra. Cuando
vio el estado en que me encontraba, me mandó parar de darle el pecho izquierdo.
Me dijo que me sacara la leche con la bomba y hasta no estar cicatrizado, no
darle nuevamente. Salí muy triste, frustrada, me sentía una incapaz por no
poder darle teta a mi bebé. Para sentirme todavía más segura, la pediatra me
recomendó una fonoaudióloga para corregirle la mamada a Felipe, pues tenía un
patrón de mordida. Ella me ayudó muchísimo también.
El tiempo de descanso cuando finalmente Felipe
se dormía, cosa que era bastante difícil, me sacaba la leche, me ponía al sol,
me hacía baños de luz con una lámpara con bombillo de luz amarilla, me hacía compresas de manzanilla y así me
pasaba: dos alimentadas con tetero con mi leche o leche de fórmula, y una con
el pecho derecho. Sin mi mamá no hubiera podido... Ella y mi tía cocinaban,
esterilizaban teteros, bomba, chupos... yo estaba muy vulnerable y triste, y
todo eso se reflejaba en Felipe, quien estaba muy irritado, lloraba, no dormía.
El mayor consuelo para un bebé es el pecho de su madre, no hay duda de eso,
pero yo no podía darme el lujo de dejarlo en el pecho chupeteando porque estaba
muy herida! A ratos le ponía una chupeta para que se calmara, pero con mucho
temor mío, pues esto daña la mamada del bebé... era todo un drama, me daba
mucho pesar de mi bebé.
Una semana después fui a la cita con la
ginecóloga y tenía el pecho derecho durísimo, caliente, con un colorado. Ella
me mandó antibióticos por una posible mastitis!! Me ordeñó y me dejó el pecho
super livianito. Tuve que hacerme masajes constantemente y ordeñarme para no
dejar la leche acumularse. La ordeña manual me pareció mucho más eficiente,
pues en la bendita bomba me quedaba horas y sacaba lo mismo que una ordeñada en
20 minutos.
Pasaron dos semanas hasta que pude darle los
dos pechos. Con un temor terrible de que me lastimara otra vez, pero cada día
fui adquiriendo más confianza en mi misma y me fui relajando, lo que también
ayudó a mi bebé a tranquilizarse. Sin el apoyo emocional y logístico de mi mamá
y mi lindo esposo, no hubiera podido superar todo esto. Realmente tengo lástima
de la mujer que tiene que pasar sola esta etapa tan difícil.
Un bebecito llega a este mundo sin entender
nada. No sabe que no hace parte del cuerpo de su madre. Tiene miedo, todo es
nuevo, la sensación de hambre, de frío, de calor, el tiempo y el espacio a su
alrededor, todo le da miedo. Y si encima su madre está insegura, triste,
preocupada, estresada, el pobre bebé se siente en peligro de vida. El tiempo y
los ritmos de un bebé no son los mismos
que los de un adulto. Eso nosotros debemos entenderlo, pero como cuesta Dios
mio! Cuando por fin te entregas a esa tarea de verdad, y le das al bebé todo
cuanto pide, ves que tu vida es más fácil, porque el bebé está feliz y
tranquilo. Esa es la felicidad de una madre. Y qué es lo que quiere un bebé?
Brazos y teta. No más.
Ahora mi bebé tiene dos meses y medio, y sigue
todo mi aprendizaje que iré plasmando en este blogg, cuando tenga tiempo!!